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4. Como usar los Cristales

Como piezas de uso personal

Cuando elegimos un cristal como compañero de jornada, es fundamental que esté a nuestro lado el mayor tiempo posible y, sobre todo, en los momentos en que su energía fuera necesaria. Será nuestra piedra de poder personal, aquella que compartirá nuestra historia, estimulando energías que necesitamos incorporar y expresar en la vida, o alejándonos de aquellas que necesitamos abandonar.

Podemos llevar ese cristal en el bolso, en la bolsa, en una bolsita cogida a la ropa o en cualquier otro lugar a donde llegue la imaginación.

Pero la forma más práctica para hacerse acompañar por un cristal es a través de los clásicos adornos corporales como anillos, pulseras, tobilleras, colgantes, collares, gargantillas, pendientes o diademas.

Hay controversias sobre la utilización terapéutica de cristales pulimentados. Muchos los prefieren en estado bruto. Creo que la cuestión es un poco más compleja. Podemos encontrar los cristales bajo las siguientes formas:

• En estado bruto, exactamente como se encuentran en la naturaleza. Conservan toda su integridad y el potencial de sus capacidades. No existen contra indicaciones para su uso.
• Rodados, o sea, pulidos naturalmente, a través del proceso de rodamiento en tambores de agua y are­na, exactamente como sucede en los lechos de los ríos. Solo deben ser evitados cuando el cristal presenta una punta natural, como el cuarzo blanco, la amatista y el citrina; también cuando presentan estrías, frisos paralelos que se extienden por su superficie, como en el caso de las turmalinas, aguamarinas, cuncitas y otras; en esos casos, el rodamiento interrumpe el mayor flujo energético.

• Ovalados que presenta una cara ovalada y otra achatada. Sigue los mismos principios de los rodados, sin embargo se producen siguiendo un patrón con má­quinas y manos humanas. Como los pulidos, generalmente se usan para adornos corporales como anillos, collares y otros. En este proceso también están incluidas las bolas de cristal y los obeliscos.

• Pulidos en N número de caras para aprovechar al máximo su luminosidad. Su potencial varía de acuerdo con el talento o el estado de ánimo del pulidor. El talento es inherente o no al pulidor, sin embargo, el estado de ánimo puede variar de un trabajo a otro, impregnando el cristal de emociones positivas o no.

Con esto queremos afirmar que los cristales pulidos son imprevisibles, ya que tanto pueden ampliar como reducir la acción de los cristales brutos. Solamente la intuición, la sensibilidad y la experiencia pueden evaluar la cualidad de cristal. Es simple: use el cristal con el corazón abierto; si sus caminos florecen, felicidades; sin embargo, si siente que su fluidez se va cerrando, lo mejor es dejar de usar esa pieza devolviéndola a la naturaleza.

Veremos a continuación las diferentes formas de cómo se pueden usar esas joyas en el cuerpo y cuáles son sus características y particularidades:

• Anillos

Los dedos son extensores de todas las energías del ser. Son la síntesis de todos los niveles de percepción de la vida. Pueden tocar y actuar en cualquier parte del propio cuerpo o de cualquier otro cuerpo. Expresan aquello que está en la mente y en el alma de cada uno. Con ellos manoseamos, escribimos, acariciamos y agredimos la propia existencia.

Se pueden usar todos los tipos de cristal en los dedos, siempre que se sigan las especificaciones para cada momento y que se coloquen en el dedo y la mano correctos.

• Pulseras

La muñeca es una especie de síntesis de los dedos de las manos. Las diferentes energías que corren por los dedos se unen a la muñeca. Es como si la muñeca fuera su base, de la misma forma que una drusa de cristales, donde varias puntas se unen en una base única. De este modo, las pulseras circundando ese portal son, casi, como una compuerta que puede represar o abrir el flujo energético por el brazo.

Como en los dedos, también podemos usar cualquier tipo de cristal, siempre que esté de acuerdo con las necesidades del momento. Podemos usar cristales para la expansión, como la turmalina verde para estimular el flujo energético de las manos hasta el corazón, como, también, cristales para la protección como la hematites que cerrará nuestra muñeca al acceso de energías que no queremos compartir o debemos evitar.

Algunas personas que trabajan en terapia con cristales, tienen la costumbre de usar una pulsera con hematites en la muñeca izquierda. Impiden la entrada de las energías negativas que se están retirando de la persona durante la sesión.

Las pulseras son excelentes para la circulación y cambio de energía con las personas y con la vida. La acción de los cristales abre las muñecas, permitiendo el flujo de energía, sobre todo aquella energía que el cristal está dinarnizando. Hay que resaltar que la muñeca derecha favorece las intenciones expansivas, en cuanto que la izquierda son las receptivas (en el caso de los diestros); por eso, en casos de protección, se recomienda cerrar la muñeca izquierda.

• Tobilleras

Las tobilleras funcionan exactamente como las pulseras, con la diferencia de que aquellas están ligadas a las energías densas de la tierra. Son ideales para cristales negros, marrones y rojos, que atraen las energías de la tierra hacia el organismo, dinarnizando la energía vital, la sexualidad, el poder personal y la fuerza para caminar sobre la Tierra.

Sirven también como una toma de tierra para descargar las tensiones psicocorporales y, también, como un escudo protector contra las energías negativas de ciertas entidades elementales o con bajo astral, que intentan consumir y alimentarse con nuestras propias energías.

De la misma manera que en las muñecas, el tobillo derecho está ligado a la corriente expansiva, mientras que el izquierdo a la receptiva.

• Colgantes y collares

De modo general, llegan hasta la altura del corazón, o como máximo, a la altura del plexo.
Los que llegan a la altura del corazón, actúan en la vida emocional, estimulando o reprimiendo, según el cristal, la propia expresión emocional, o sea, el amor que la persona siente hacia sí misma, hacia los demás y hacia la vida. Para dinamizar los sentimientos, el amor propio y las relaciones, podemos utilizar cristales rosas, anaranjados, verdes o blancos. Los violetas tienen que ver más con el amor espiritual; los amarillos y azules con la energía mental, pudiendo ser usados, respectivamente, en casos de desapego y claridad emocional. Los rojos pueden sobreexcitar, aportando irritación y ansiedad; los negros, cenizas y marrones pueden reprimir aportando rigidez, pesimismo y melancolía. Se deben usar solo en casos excepcionales que realmente exijan esas actitudes extremas.

Los colocados a la altura del plexo estimulan la actividad mental, la individualidad y la fuerza de voluntad. En esta parte del cuerpo podemos usar, sobre todo, los cristales amarillos, los blancos, o incluso todos los demás, según las circunstancias y necesidades antes descritas.

• Gargantillas

Aunque próximas al corazón, las gargantillas, alrededor del cuello, estimulan la capacidad de expresión verbal de los sentimientos y la verdad de cada uno, privilegiando la comunicación entre las personas y con uno mismo. En esta parte del cuerpo, lo ideal, son piedras azules, verde azuladas o blancas, quedando el uso de las demás según las particularidades de los casos.

• Pendientes

Los pendientes son unos de los adornos que se co­locan más próximos a nuestra cima, a las vibraciones más altas del ser y del espectro del arco iris. Trabajan, principalmente, con las energías del azul oscuro, del violeta, del morado, del dorado y del blanco. Pero, como veremos en el estudio de los chakras, el sexto chakra manda y rige todos los que están por debajo de él; por eso se convierte en posible la utilización de cualquier cristal como pendiente, incluso del rojo y del negro, siendo suficiente que estén dentro de los objetivos del momento.

• Diademas

Aunque poco usadas para llevar cristales, las diademas tocan exactamente la parte alta de la cabeza, la corona del ser humano. Es el punto que tiene la más elevada frecuencia espiritual del cuerpo. Es el Portal de Brahma o el Loto de Mil Pétalos de los hindúes; el Ori, la morada del Orixá de los africanos; la aureola que rodea la cabeza de los santos en el cristianismo. Aquí, el blanco es el color más indicado, pudiéndose utilizar también el dorado, el violeta y el morado. Los otros colores deben ser muy claros o evitados



Como canalizadores, transmisores y amplificadores de la intención

Por canalización entendemos la capacidad de recibir o incorporar energías de seres distantes y de otras dimensiones. Es lo que ya conocemos desde hace mucho tiempo por el nombre de mediumnidad. La mediumnidad puede ser tanto consciente, cuando intervenimos con las energías, como inconsciente, cuando estamos totalmente poseídos por ellas; incorporativa, cuando se manifiestan las energías integralmente a tra­vés de nuestro cuerpo y nuestra voz; sensitiva, cuando percibimos las energías en nuestra consciencia y sensibilidad como una suave comunicación interior. Un paso más allá de la mediumnidad está la meditación como un contacto con nuestras energías más profundas, la comunicación y la vivencia con nuestro verdadero Ser, el Cristo interior, el Orixá, nuestro propio Creador.

Por transmisión entendemos la capacidad de enviar nuestras propias energías a seres distantes o de otras dimensiones. Nuestra intención se proyecta en el astral y se refleja en el ser deseado. Son nuestras oraciones, evocaciones, visualizaciones y viajes astrales.

Por amplificación entendemos la capacidad que tiene el cristal de aumentar el efecto de nuestra intención, ya sea tanto para la canalización como para la transmisión.

Para esos casos el cristal más indicado es el cuarzo blanco, sobre todo el cristal generador de cuarzo blanco de terminación única o biterminado. El generador de cuarzo blanco es una pieza natural de cristal límpido, de diez a veinte centímetros, aproximadamente, con una punta y una base (terminación única) o una punta en cada extremidad (biterminado). En el caso del generador de terminación única, la energía entra por la base y sale por la punta; en el biterminado, la energía corre simultáneamente en ambas direcciones al mismo tiempo.

Cuando queremos enviar o transmitir un mensaje o intención a alguien, dondequiera que esté, intentamos, inicialmente, visualizar mentalmente lo que se quiere transmitir. Si es un caso de enfermedad, visua­lizamos a la persona fuerte y saludable; si es un problema personal, visualizamos a la persona con fuerza y claridad para resolverlo; si es un caso de pérdida, visualizamos a la persona conveniente y abierta hacia nuevos rumbos en la vida. A continuación, colocando la base del cristal sobre la frente, proyectamos esa imagen a través del mismo, hacia el espacio, en dirección a la meta deseada. La intención trabajará en el cuerpo astral de la persona, reflejando en ella los deseos esperados. Ese tipo de transmisión se usa sobre todo para enviar energías de fuerza, solidaridad y cura, para quien, teniendo necesidad de ellas, se encuentra a distancia.

En el caso de recepción, de canalización, necesi­tamos, primero, definir, transmitir exactamente al Cosmos el conocimiento o las energías que deseamos recibir, o incluso, los seres con quien queremos entrar en contacto. Hacemos esto con la base del cristal sobre la frente. A continuación, invirtiendo la posición, colocamos la punta vuelta hacia la frente y esperamos, con total silencio y vacío mental, la información o in­corporación de la energía que pedimos. Podemos, en esos casos, canalizar mensajes y energías de desencarnados, de guías o ángeles, tanto del plano astral como del espiritual, así como también de los elementales e, incluso, de los seres humanos comunes y de los animales (como en el chamanismo).

En lo tocante a la meditación, que está totalmente desvinculada de cualquier intención que no sea el propio silencio mental, podemos colocar algunos cristales a nuestro alrededor o delante, en nuestras manos, o incluso sobre la frente o el corazón. En la meditación no importa mucho la dirección del cristal, que puede estar en vertical, ya que la misma funciona en todo los ámbitos. En las meditaciones colectivas (para la paz, el amor, la salud, etc.), formamos un círculo de personas con una drusa grande en el centro. Existe, también, una forma de amplificar la intención cuando no estamos presentes o cuando queremos que permanezca durante un determinado periodo. To­mamos, por ejemplo, una foto de la persona o un pe­dazo de papel con su nombre escrito y añadimos a es­tos nuestra intención a través del cristal. A continuación, colocamos ese cristal sobre la foto o el nombre, metiendo todo en un lugar reservado por un periodo de tres días o hasta que surta algún efecto.



La limpieza, energización y armonización de los chakras


Tal vez la forma más profunda y eficaz de tsabajar con la energía de los cristales sea disponerlos sobre los chakras o centros energéticos del ser humano. Estudiaremos los chakras y sus cristales en el capítulo dedicado a ellos. Ahora nos limitaremos a estudiar la forma y el método de cómo se realiza esa terapia.

La función de la terapia de los cristales sobre los chakras tiene como finalidad la limpieza, energización y armonización de los mismos. De un total de siete cha­kras (existen muchos más, pero por el momento nos vamos a atener a estos siete principales), localizados a lo largo de la columna vertebral, vemos que cada chakra cuida de un determinado aspecto energético y psíquico del ser. Es como si cada chakra fuese una nariz que respirase, inspirando y espirando un determinado nivel de energía más sutil que el aire, para vivificar su plano en la existencia. Igual que necesitamos respirar oxígeno para que el cuerpo permanezca vivo y saludable, también necesitamos respirar esas energías sutiles, de otras dimensiones, para que las vidas etérica, astral, mental y espiritual puedan también estar, simultáneamente presentes en nuestra existencia, vivas y saludables.

A medida que vamos creciendo, las limitaciones del ego, los miedos, los anhelos, los deseos no realizados, los instintos reprimidos, la represión de la sexualidad y de la expresión personal, la carencia de autoestima, la autocensura y la culpa, los excesos para com pensar esas carencias y demás, van atascando, bloqueando y poniendo fuera de uso las funciones salutíferas de esos chakras, provocando la enfermedad y la incapacidad de disfrutar de todo el potencial de la vida. Es la misma sensación que cuando nos resfriamos, con la nariz tapada, y nos debatimos, sofocados, buscando un poco de aire para alimentar los pulmones.

El contacto de los cristales apropiados con los centros bloqueados irá, inicialmente, limpiándolos, absorbiendo los bloqueos, desatascando su canal de contacto con la vida. El primer paso de toda terapia es expeler aquello que está perjudicando. Cuando recibimos una visita, no adelantamos nada adornando la casa si antes no la hemos limpiado. Después, ahora sí, los cristales energizarán esos centros, alimentándolos con su propia luz y energía para que tengan fuerza suficiente para recomenzar a trabajar por cuenta propia. Y, por fin, armonizar todos los chakras entre sí, pues es del equilibrio energético entre ellos de donde llega el verdadero bienestar de estar vivo. Lo ideal es que la energía sea distribuida por igual entre todos los chakras, sin privilegiar a ninguno.

Con el debido conocimiento, después del estudio de este libro, podrá aplicar esta técnica con otras personas. No obstante, aconsejo que empiece a trabajar en sí mismo para experimentar, en los propios cha­kras, la acción y los efectos que los cristales pueden proporcionar. Aprenda a curarse a sí mismo y entonces podrá curar a los demás. No quiero decir con esto que en un caso de emergencia o de un simple dolor de cabezano pueda ayudar a alguien sin antes haber experimentado consigo mismo. Estoy hablando de la acción deliberada y constante de ofrecer la terapia con cristales, lo que exige una práctica personal y mucha responsabilidad, ya que se están moviendo las energías de la vida de otra persona.

La selección y utilización de los cristales para hacer una terapia integral a otra persona resulta de un conocimiento profundo de los cristales y de la psique humana. Podemos el Tarot como un diagnóstico para llegar al núcleo psicológico de la persona y de la cuestión. A través del Tarot, y confirmándolo con el péndulo, veremos cuáles son los chakras bloqueados, carentes, y cuáles los que consumen un exceso de energía. Entonces, seleccionaremos, también con la ayuda del péndulo (cuando sea necesario), los cristales favorables a ese diagnóstico, procediendo, inicialmente, a una fase de limpieza de los chakras, que puede durar de una a varias sesiones, según el grado en el que estén cerrados. Cuando los chakras carentes ya están desbloqueados y los muy activos sedados, es el momento de comenzar la energización de aquellos que necesitan el estímulo de los cristales para retomar su actividad normal, lo que también puede durar una o más sesiones. Y, por fin, con la armonización, equilibramos todos los chakras, volviendo a estar el ser reintegrado, de vuelta a toda su potencialidad de vida, claro está, si él quiere y hace por merecer.

El arte de curar a través de los cristales es un don, así como toda la medicina y todo en la vida. Ya nacemos con ese don, pero podemos desarrollarlo mucho más a través del estudio y de la dedicación. El objetivo de este sitio no es formar terapeutas, lo que solo la vida lo hará, pero sí dar al interesado el conocimiento de todos los tipos de interacción con los cristales y medios para poder ayudarse y ayudar a los demás, con técnicas simples, sin riesgos de contraindicaciones.

Por eso, no piense en comenzar por el fin. Empiece descubriendo, en Sí mismo, la energía de cada cristal, colocándolo en la palma de la mano, en la frente y sobre sus respectivos chakras. Intente sentir, aproximadamente, durante 15 minutos el cambio de energía entre usted y él. Haga así con todos los chakras, intentando sentir si el cristal está absorbiendo o emitiendo energía. En una segunda etapa, coloque un cristal sobre cada chakra hasta completar los siete chakras fundamentales. Sienta, entonces, el flujo energético corriendo por la columna vertebral, armonizando y equilibrando los siete chakras. En fin, disfrute el placer y el bienestar físico, emocional y mental que esta experiencia ofrece.




La acción del Péndulo

En cuanto a la acción del péndulo, quiero dar algunos datos y matices para su uso específico dentro de la terapia de los chakras con cristales.

Inicialmente, el péndulo puede ser cualquier objeto que tenga un determinado peso y que se pueda atar a nuestro dedo (con un hilo de unos 15 centímetros, aproximadamente), y una vez asociado a nuestra energía y voluntad mental, captar las energías sutiles que huyen a nuestra vista y comprensión. El secreto de su uso reside en la objetividad de la pregunta que se le haga y en el posterior silencio mental en el momento que estuviera captando y transmitiendo las informaciones pedidas.

En la terapia de los chakras con cristales, el péndulo, ya sea de cristal, de madera o de cualquier otro elemento, capta, por un lado, la energía favorable de los cristales para la situación ante la que nos encontramos y, por otro, la apertura o clausura de los chakras, así como también la intensidad de su diámetro y velocidad.

Convencionalmente, consideramos positivo o favorable el giro del péndulo en el sentido de las agujas del reloj y, contrariamente, cuando gira a la inversa. Al colocar un péndulo sobre un cristal, a una distancia aproximada de unos cinco centímetros, este girará hacia un lado o hacia el otro, afirmando o no la validez de ese cristal. Cuanto mayor es el diámetro del giro, mayor es el efecto del cristal.

En el caso de los chakras, el péndulo apenas captará las energías que estos irradian, o sea, su movimiento de apertura o cierre ante la vida. Colocado a una distancia de diez centímetros sobre cada chakra, girará en el sentido horario si el chakra estuviera abierto, y en el sentido antihorario, si estuviera cerrado. Es importante notar también la intensidad del giro, tanto del diámetro cuanto de la velocidad, para saber el grado de apertura o de clausura.



Como herramienta manual de cura

Hemos visto cómo podemos operar manualmente un cristal generador durante una terapia. Ahora vamos a desarrollar un poco más el tema.

En principio queremos resaltar la importancia de la sensibilidad de las manos en el proceso terapéutico. Antes de cada trabajo, limpio bien mis manos y las energizo frotándolas, haciendo con ellas movimientos vibratorios en el aire o tomando una bola de cristal. Son ellas, junto al cristal generador, las que van a detectar, retirar y donar energías a la persona.

La sensibilidad de las manos es una cuestión de práctica y fluidez. Fluidez como libre expresión de la intuición y canalización de energías auxiliares de guías y demás entidades que se manifiesten durante la terapia a través de movimientos inusitados de las manos.

A continuación, mostraremos una forma simple de trabajar los chakras, usando solo el cristal generador en la mano:

Siéntese cómodamente, con las piernas cruzadas sobre un cojín o una silla cualquiera. Lo importante es que la columna quede lo más derecha posible sin pasar los límites de la comodidad. Con un cristal generador entre las manos, apoyadas sobre las piernas, intente centrarse, sentirse dentro del propio cuerpo, sentir la energía corriendo sobre la piel, sentir los latidos del corazón y afinar el ritmo de la respiración. Esa respiración debe ser lenta, pausada, armónica, dentro de sus cuatro movimientos cíclicos, como las estaciones de la naturaleza: inspiración (la primavera), retención o plenitud (el verano), espiración (el otoño) y ausencia o vacío (el invierno). Intente visualizar las estaciones mientras respira. La respiración es la propia vida, esto es fácil de comprobar, basta con tapar la nariz. Armonizando la respiración, armonizaremos también la vida.

Ahora, debidamente centrado y armonizado, le­vante el cristal generador con ambas manos, con la punta hacia arriba, a la altura del ombligo, del pecho y de la frente sucesivamente. A continuación, tomándolo con la mano derecha, llévelo a una distancia de diez centímetros, aproximadamente, del cuerpo, hacia el primer chakra situado sobre el pubis. Visualice el color rojo y empiece a girarlo, en el sentido horario, alrededor de ese punto. Comience con giros rápidos y pequeños hasta hacerlos lentos y anchos y después vuelva. Suba un poco y apunte el cristal hacia el segundo chakra, entre el pubis y el ombligo, y repita toda la operación visualizando el color naranja. Y así sucesivamente, en el tercer chakra, a la altura del plexo; visualizando la luz amarilla; en el cuarto, a la altura del pecho, la luz verde y rosa; en el quinto, a la altura de la garganta, la luz azul; en el sexto, a la altura de la frente, la luz violeta; terminando en el séptimo chakra, en la cima de la cabeza, la pura luz blanca y dorada.

Para terminar, vuelva a tomar el cristal con ambas manos, ahora apuntado hacia abajo, sobre la frente, el pecho y el ombligo, sucesivamente. Y con él todavía entre las manos, apoyadas en las piernas, vuelva a sentir el ritmo de la respiración, los latidos del corazón, la energía corriendo por su piel, dentro de su cuerpo nuevamente, y así el ejercicio está terminado.

Podemos usar manualmente el cristal generador para trabajar sobre cualquier área afectada. Una enfermedad, una contusión, Una herida, un dolor, crean en determinadas situaciones un campo de tensión o dete­rioro áurico en tomo del área afectada, formando un cordón de aislamiento en la circulación y acción de las energías curativas. Trabajando con el generador sobre esas áreas, la mayoría de las veces disolvemos esas tensiones y reconstituimos el tejido áurico, facilitando un breve restablecimiento físico.

En el caso de problemas circulatorios, pasamos el generador alrededor de todo el cuerpo como si estuviésemos recorriendo el aura. Ese movimiento debe seguir el flujo energético del cuerpo para liberar e integrar las áreas bloqueadas.

¿Cómo trabajar manualmente un cristal generador? Generalmente, trabajamos a una distancia de dos a diez centímetros del cuerpo. En algunos casos lle­gamos a tocar el cuerpo por unos instantes. Podemos girar el cristal, en el sentido horario, sobre los chakras, los órganos, las articulaciones y demás áreas afectadas. Podemos pasarlo como si fuese un pincel coloreando todo el aura, o como si fuese una cuchilla cortando las amarras, o también una pinza, tirando y echando fuera los escombros áuricos. En fin, existen muchas formas creativas de manipular un cristal. Aun así, lo más interesante y eficaz es cuando dejamos que la intuición nos guíe. Suceden cosas inusitadas, de extrema magia.

Existe también la posibilidad de canalización, por ejemplo, de alguna entidad sanadora del astral, que actuará a través de nuestras manos para realizar el trabajo. En esos casos, basta con relajamos, aflojamos, que ella actuará «por cuenta propia».



Directamente sobre las áreas afectadas

Podemos colocar los cristales directamente sobre las áreas afectadas tanto a nivel de piel y sistema circulatorio como de órganos internos y huesos. En estos casos, colocamos los cristales apropiados sobre y alrededor del área afectada dejándolos actuar al menos durante 15 minutos.

En el caso de problemas circulatorios, específicamente, usamos el Corredor Energético, como vimos en la terapia con los cristales, sobre los brazos, piernas y también el tronco.

En lo tocante a enfermedades mentales, utilizamos turmalinas verdes y cuarzos celestiales para la oxigenación del cerebro y equilibrio de los dos hemisferios.

Es bueno repetir, periódicamente, la operación hasta que los resultados comiencen a manifestarse.

También, siempre es bueno utilizar el cristal generador para facilitar e intensificar la acción de esos cristales.

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