Gallery

header ads

Tarot Terapia

Para la Terapia con el Tarot nos vamos a basar en EL TAROT DE MARSELLA

Su cromática es exactamente la que lo hace irreemplazable; en sus grafías posee los tres colores primordiales: amarillo, azul y rojo, símbolos del conocimiento, de la alegría, movimiento y materia. Estos tres tonos vibran en todo nuestro entorno y nos dan su energía, siendo ellos los motivadores de muchas de nuestras, a veces, extrañas y múltiples sensaciones.

El amarillo mueve procesos en la mente para hacerla más creativa y alegre; que el azul nos pone en marcha a niveles intelectivos, y que el rojo nos da la fuerza y el coraje para avanzar en la vida concreta; además, estos tres tonos se conjugan entre sí para dar lugar a las variantes de cromática en el Tarot que tantos beneficios para la terapia nos reportan en general tanto a niveles físicos de salud como psíquicos o espirituales. El color nos envuelve, protege y alimenta.

Parece ser que el Tarot original procede de Egipto y que fue traído a Europa en los albores de la Edad Media por gitanos trashumantes que se asentaron primero en Bohemia y posteriormente se extendieron hacia el oeste por todo el continente. El Tarot iniciático era y es un conjunto de figuras que en su simbología expresaban el trabajo que todo ser humano tendría que realizar para llevar a cabo su evolución.

Dicha evolución, muy a menudo, le exigirá luchas; esfuerzos, alegrías y sufrimientos según vaya en su trayectoria de vida, de acuerdo o no con las leyes universales. En sus números, en sus detalles y coloridos, en la posición de las figuras, en sus axiomas, el Tarot nos descubre secretos mensajes; por ello, deberíamos trabajar con él e interpretarlo siempre desde sus múltiples ángulos, y no sólo como método adivinatorio, que es justo para lo que de seguro no fue creado.

El juego actual lo componen 78 láminas, 22 de las cuales, llamadas arcanos mayores, nos muestran las cualidades que puede y debe llegar a desarrollar el ser humano; los elementos o las herramientas para conseguir dichas cualidades nos las exponen las 56 láminas restantes, llamadas arcanos menores. Las láminas, si se utiliza el sistema de adivinación, tienen una explicación cuando salen al derecho y otra diferente si salen al revés.

Sin embargo, si se desarrolla (y esto es lo adecuado) una lectura profunda, puede que sea esa «cara» que se nos presenta la que precisamente en ese instante necesitamos conocer, lo cual no debe hacernos olvidar que también lo que está oculto en el lado contrario puede ser el verdadero semblante, y que quizás, de hacerlo aflorar, será el que nos saque de nuestra encrucijada; el Tarot sigue aquel principio antiguo de que dentro de los propios problemas están las soluciones, pero esas soluciones permanecen a veces en el lado oculto, que es el que puede ayudarnos a descubrir este sabio amigo llamado Tarot, pues, sobre todo, tiene la cualidad y posibilidad de hacernos ver en la oscuridad de nuestra mente.

El Tarot contiene en todas sus láminas los saberes y principios de las energías base de toda la vida y, por eso, al decir derecho y revés hemos de entender la ley de opuestos; es por ello que en las consultas al Tarot se ha de ser cauto a la hora de los vaticinios, ya que la mejor carta lleva implícita en sí su oponente, y viceversa.

Los arcanos menores representan las energías de los cuatro elementos: los bastos a la energía del fuego, las copas a la del agua, las espadas a la del aire y los oros a la de la tierra. Este cuaternario energético se divide en varios grupos: expansivo en los bastos (juego), condensador en los oros (tierra), receptivo en las copas (agua) y creativo en las espadas (aire).


Los bastos y los oros son expresiones de lo activo y de lo cuantitativo.
Las copas y espadas lo son de lo pasivo y cualitativo.
Desde el uno al diez, cada grupo de arcanos menores en sus distintas atribuciones nos hablan de la expresión de lo cotidiano:

En los bastos podemos ver lo profesional, lo laboral, lo pasional.
En las copas, lo emocional, lo psíquico, lo familiar, lo sentimental.
En los oros, la riqueza interna y lo material, lo práctico.
En las espadas, los sufrimientos, lo intelectual.
Cada grupo de diez termina en las figuras:

Las sotas representan personas jóvenes o noticias rápidas.
Los caballeros se refieren a mensajes o mensajeros, asuntos que van o vienen.
Los reyes y reinas son la representación física o psíquica del que consulta o de su entorno social.
Los Tarots están también íntimamente ligados a la astrología; por ejemplo: el rey y la reina de oros están regidos por los signos de tierra, que son Capricornio, Tauro y Virgo, y suelen ser personas jóvenes de apariencia madura y muy trabajadoras, «los dirigentes». El rey y la reina de copas están regidos por los signos de agua: Piscis, Cáncer y Escorpio, que son personas entre los 20 y 35 años, soñadoras, bohemias, y muy receptivas, «los intuitivos».

El rey y reina de espadas están regidos por los signos de aire: Acuario, Géminis y Libra, suelen ser personas entre 35 y 50 años, con fuerte sentido de la justicia, madurez y ‘equilibrio, y casi siempre bastante racionales, «los intelectuales». El rey y la reina de bastos son personas que viven en contacto con la naturaleza o muy hogareñas, y les rigen los signos de fuego: Leo, Aries y Sagitario, «los pioneros».

Estas características no deben de esgrimirse tajantemente jamás, pues una misma persona contiene latentes en sí misma los doce aspectos zodiacales, aunque evidentemente no los asumirá ni sentirá todos, pudiendo manifestar rasgos de unos y otros o de uno solamente con mayor o menor intensidad; todo depende de un conjunto de coincidencias en las que hay bastante que profundizar antes de prevenir o diagnosticar.

Los arcanos menores nos están hablando de cómo usamos nuestras cuatro funciones primordiales de intuición, pensamiento, sentimiento y sensación, las cuales tienen que ver a su vez con los cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra, quienes nos aportan una cierta forma de ser.

Estos elementos están representados en los arcanos menores por los cuatro palos, que en la baraja común son llamados bastos, espadas, copas y oros; esos cuatro elementos: fuego, aire, agua y tierra, son los fundamentos de toda vida y de toda cosa, pero hay un quinto elemento llamado éter que los engloba a todos y son, precisamente, las restantes láminas hasta completar las 78 del mazo, las llamadas ARCANOS MAYORES, quienes representarán a ese quinto elemento o éter.

Los arcanos mayores están numerados desde el O, llamado EL LOCO, hasta el 21, conocido como EL MUNDO, Y se denominan: EL MAGO, LA SACERDOTISA, LA EMPERATRIZ, EL EMPERADOR, EL HIEROFANTE, LOS AMANTES, EL CARRO, LA JUSTICIA, EL ERMITAÑO, LA RUEDA DE LA FORTUNA, LA FUERZA, EL COLGADO, LA MUERTE, LA TEMPLANZA, EL DIABLO, LA TORRE, LA ESTRELLA, LA LUNA, EL SOL y EL JUICIO, nombres que encierran en sí mismos profundos significados para el verdadero lector del TAROT.

La aparición en una consulta de arcanos menores en abundancia nos indicaría circunstancias o personas que constituyen el mundo en el que el consultante se mueve; si fuesen arcanos mayores los abundantes, nos indicaría temas de especialísima importancia para el desarrollo personal del que consulta. Es por ello que en toda consulta de búsqueda personal se deben manejar siempre las 78 láminas en su totalidad. El TAROT es una unidad basada en los cinco elementos que componen un TODO; solamente deberemos’ utilizar a los arcanos mayores en exclusividad si el tema a dilucidar es solamente espiritual, meditativo o curativo.

El Tarot, eso sí, debe estudiarse siempre analizando cada tipo de situación representada por cada una de las láminas, primero por separado y después en su totalidad, asociándolas luego entre sí y también con el número que las corresponda a cada una, con su signo zodiacal, con su letra correspondiente en el alfabeto hebreo, con su color, con su axioma o clave determinante, etc.; en fin, ejecutar aquello que los alquimistas llamaron «solve et coagula» (separa, comprende y unifica). Símbolo, metáfora, analogía, etcétera.

Publicar un comentario

0 Comentarios