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La suerte segun los gitanos

La suerte, esa aliada en la cual - en menor o mayor grado- todos creemos, los gitanos le dan gran importancia en los hechos y sucesos de la vida. Son tantas las cosas que dan o quitan suerte entre los gitanos, que podemos decir que su filosofía toda está basada en la buena y la mala suerte. 0
en que les vaya bien y evitar el mal.
Para cada cosa y hecho de la vida tienen una creencia y una superstición.
La buena y la mala ventura, de la que parece imposible desligar a los gitanos, se cuestiona en cada caso y situaciones.

En sus cuentos tradicionales se habla de la buena y la mala suerte, de las personas que poseen una o la otra y de la diferencia entre ellas. Hasta tienen una leyenda con respecto a la suerte, que asegura que ella prefiere los hogares donde reina la paz y la comunión, ya que no puede permanecer en lugares impuros. En un ambiente donde hay peleas, insultos y, sobre todo, donde se dicen malas palabras, la suerte se escapa. No puede permanecer allí dentro.

Según la fábula, había dos vecinos en un pequeño Pueblo. Uno prosperaba en gran manera Y todo lo que emprendía daba buenos frutos. En su casa reinaba el amor y la armonía familiar. Por ello, el espíritu de la buena ventura estaba con él y le ayudaba en todas sus empresas. Al vecino de al lado las cosas le marchaban cada vez Peor: sólo discordia y disenso familiar había en su casa. Un día, cansado de tantos infortunios gritó preguntándose dónde estaba su propia suerte y porque no la tenía consigo.

Entonces, escuchó unos gemidos de llanto que venían del exterior, salió a mirar Y vio a un personaje de blanco, muy bello, llorando sobre el césped. Conmovido, preguntó- ¿Eres tu, espíritu de la suerte?- sí, soy yo, tu suerte, respondió el personaje de blanco.
- ¿Y porque estás llorando aquí, sobre este césped seco, en vez de venir, entrar a casa y acompañarme a todos lados como una amiga fiel?- ¿Por qué? Porque tu mujer me insulta todos los días; cuando maldice y ofende tu suerte, me está echando a mí. Y, aunque a veces quiero entrar a tu hogar, no puedo. Viven todo el tiempo corriéndome, entonces prefiero quedarme aquí afuera, llorando sobre un yuyo, que ir con ustedesLa suerte de una casa o de una persona puede estar escondida en cualquier lugar.

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