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Para que una persona se tranquilice y no nos haga mas daño

Se salcochan 8 huevos, se embadurnan con manteca de cacao, aceite de almendras y bálsamo tranquilo. Se tapan con algodón; cuando la tarde decline se llevan y colocan entre las raíces de la ceiba y se llama a quien se quiera tranquilizar. Se habla con Obbatalá, que está ahí en su trono, para que lo apacigüe, se encargue de amansarlo y lo haga variar.

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