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Tarot Terapia: El Sumo Sacerdote

Meditar en esta lámina llamada «EL PONTÍFICE» nos ayudará a obtener claridad de sentimiento

Representa, a niveles básicos, la obligación de respetar las leyes cósmicas para vivir adecuadamente.
De nuevo, podemos observar en esta lámina a una figura pasiva como indicio de quietud, pero sus manos, en actitud de bendición, nos hablan de selección, versatilidad y actividad.
Se corresponde en el alfabeto hebreo con la letra VAV, que significa «hijo del hombre» o «clavo»; en geometría hermética se corresponde y oculta al pentágono, símbolo elegido por la escuela pitagórica como símil del hombre autorrealizado, conocedor de sus cinco elementos, de sus cinco sentidos.
El CINCO, como número de transición, unido al dos (sabiduría oculta), dará lugar al siete (evolución); así que el Pontífice o Hierofante, en su numerología, posee las cualidades de las cuatro láminas anteriores. El es, el lógico y razonal pensamiento que articulará los mensajes del subconsciente.
El Pontífice nos ayudará a ver la verdad desvelada, Él es el «hacedor» de puentes, quien une los dos mundos, físico y suprafísico, mental y supramental. Por ello desciende en el Árbol de la Vida desde la sefirat HOHKMAH hacia HESED, uniendo lo intelectual o mental superior con lo emocional también más elevado. El Pontífice está en el pilar de la Gracia, lo mismo que la Rueda de la Fortuna, indicándonos que Dios o la energía suprema nos concede el don del perdón de antemano a nuestras ofensas.

APLICACIONES DE EL HIEROFANTE

En el plano mental, esta lámina usada como mandala meditativo nos permite la idea del encuentro con el guía o consejero interno que todos tenemos. Podemos acudir a ella ante situaciones difíciles, como, por ejemplo, cuando tengamos que hacer un acto de reconciliación o mediar entre contendientes; de esta lámina podemos recibir el consejo adecuado. Es bueno usada antes de cualquier actividad mental.
Meditando en ella podemos llegar a conocer el sentido del tiempo y la razón del pasado, presente y futuro; nos puede brindar enseñanza interior clara y concisa. Esta lámina del Tarot es la representación de la mente supraconsciente; nos puede ayudar a fomentar experiencias espirituales e indicarnos la orientación favorable en lo profesional; asimismo, es una lámina estupenda para meditarla antes de tener que hablar en público, en el caso de oradores o conferenciantes.
La música indicada para meditar en esta lámina sería la de cantos gregorianos o el sonido repetitivo del «OM», o el sonido del sitar hindú.
En el plano físico, como rige en el plano físico la zona de la garganta, nuca y cuello, nos ayudará en los problemas de verbalización del pensamiento ecuánime. ¿Alguna vez has sentido que cuando hablas nadie entiende lo que dices?; bien, usa esta lámina y dirás las cosas de un modo más diáfano para todos; le hablarás a cada uno en su propio lenguaje.
Debemos usarla en las enfermedades del corazón, las infecciones o enfermedades contagiosas, el aparato respiratorio, la circulación de la sangre y, sobre todo, cuando tengas bloqueos energéticos; es utilísima en las personas que padecen epilepsia, pudiendo neutralizar tal estado de alta «electricidad».
Úsela también en casos de problemas en los pies, en la vejiga, menstruaciones dolorosas o estreñimiento crónico.
En la práctica, esta lámina nos ayudará a apelar al esfuerzo de la inteligencia y el análisis para resolver los asuntos que nos hicieron elegida para meditar.
Por estar en ella el mudra del acto de la bendición es una lámina muy curativa y muy necesaria para enfrentar las constantes decisiones en los terrenos de la espiritualidad o la filosofía.
Está indicado meditar en ella cuando nos sintamos oprimidos por algún estado emocional que no sepamos controlar ni mejorar, ya que su poder energético reconcilia y une todo en nosotros; sentir su presencia es como una llamada a la meditación profunda; es posible que tras haber entrado en el laberinto de la mente se nos haga quizás necesaria la guía o la supervisión de alguien superior en comprensión, pero ese alguien debe ser quien nos traslade al mundo espiritual o trascendente de un modo casi sacral.
Este papel es el que antiguamente hacían las castas sacerdotales o los rabinos y gurus; era el papel de los hombres de dignidad sacramental; hoy en día ese papel hemos de desenpeñarlo cada uno de nosotros para nosotros mismos; por ello, hemos de encontrar al Sacerdote-Rey dentro de nuestro ser, pero esto no siempre resulta tan sencillo, por lo cual quizás con la meditación diaria de las cinco primeras láminas del Tarot lleguemos a descubrir a nuestro guía interno.

FÓRMULA MEDITATIVA CON EL HIEROFANTE

En tu espacio personal encenderás tres velas de color dorado, azul y amarillo, poniéndolas de modo que formen un triángulo entre ellas, lugar en el que tú ocuparás la zona central después de haberte duchado y vestido de colores púrpura o violeta; la vela que hará el pico central del triángulo será de color dorado y la tendrás a unos cincuenta centímetros delante de tus rodillas; por detrás y a tu lado derecho pondrás la amarilla, y en el izquierdo, la azul; enciende varillas de incienso natural; siéntate en esta ocasión en tu cojín y, si te es posible, forma la posición del semiloto o loto o al estilo indio.
Coge con la mano derecha la campana y hazla sonar en cada uno de tus chackras, depositándola en el suelo junto a ti; toma entonces la lámina del Hierofante con tus manos, concentra tu atención visual en las dos figuras que están de espalda y trata mentalmente de darles tu rostro; fíjate en cuál de los dos te aparece antes; cada una de estas figuras está representándote lados en tus hemisferios; será interesante que ambas te sean sencillas de visualizar;trabaja hasta que lo consigas, entonces, podrás, hacer tus preguntas y seguramente alcanzarás las respuestas. Así sabrás cómo piensas y cómo sientes con respecto a lo que preguntes.
Para salir de esta meditación tocarás la campana de nuevo, pero esta vez haciendo círculos por encima de tu cabeza, por delante y por los lados, girándote luego hacia donde estaba tu espalda; luego te despides de la lámina y anotas todo cuanto te haya sugerido; las velas, en caso de quedar todavía cera por quemar, reúnelas todas juntas y colócalas en medio de la mesa-altar hasta que ellas mismas se apaguen.
El color de fondo será el amarillo con matices rojizos y azules, cuidando en esta ocasión de no mezclarlos entre sí.

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