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San Antonio

San Antonio nació en Portugal, pero adquirió el apellido por el que lo conoce el mundo, de la ciudad italiana de Padua, donde murió y donde todavía se veneran sus reliquias.

León XIII lo llamó "el santo de todo el mundo", porque su imagen y devoción se encuentran por todas partes.
Llamado "Doctor Evangélico". Escribió sermones para todas las fiestas del año

"El gran peligro del cristiano es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree" -San Antonio

"Era poderoso en obras y en palabras. Su cuerpo habitaba esta tierra pero su alma vivía en el cielo" -un biógrafo de ese tiempo.

Patrón de mujeres estériles, pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros. Se le invoca por los objetos perdidos y para pedir un buen esposo/a. Es verdaderamente extraordinaria su intercesión.

Vino al mundo en el año 1195 y se llamó Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, nombre que cambió por el de Antonio al ingresar en la orden de Frailes Menores, por la devoción al gran patriarca de los monjes y patrones titulares de la capilla en que recibió el hábito franciscano. Sus padres, jóvenes miembros de la nobleza de Portugal, dejaron que los clérigos de la Catedral de Lisboa se encargaran de impartir los primeros conocimientos al niño, pero cuando éste llegó a la edad de quince años, fue puesto al cuidado de los canónigos regulares de San Agustín, que tenían su casa cerca de la ciudad. Dos años después, obtuvo permiso para ser trasladado al priorato de Coimbra, por entonces capital de Portugal, a fin de evitar las distracciones que le causaban las constantes visitas de sus amistades.

No le faltaron las pruebas. En la juventud fue atacado duramente por las pasiones sensuales. Pero no se dejó vencer y con la ayuda de Dios las dominó. El se fortalecía visitando al Stmo. Sacramento. Además desde niño se había consagrado a la Stma. Virgen y a Ella encomendaba su pureza.

Una vez en Coimbra, se dedicó por entero a la plegaria y el estudio; gracias a su extraordinaria memoria retentiva, llegó a adquirir, en poco tiempo, los más amplios conocimientos sobre la Biblia. En el año de 1220, el rey Don Pedro de Portugal regresó de una expedición a Marruecos y trajo consigo las reliquias de los santos frailes-franciscanos que, poco tiempo antes habían obtenido allá un glorioso martirio. Fernando que por entonces había pasado ocho años en Coimbra, se sintió profundamente conmovido a la vista de aquellas reliquias y nació en lo íntimo de su corazón el anhelo de dar la vida por Cristo.

Poco después, algunos frailes franciscanos llegaron a hospedarse en el convento de la Santa Cruz, donde estaba Fernando; éste les abrió su corazón y fue tan empeñosa su insistencia, que a principio de 1221, se le admitió en la orden. Casi inmediatamente después, se le autorizó para embarcar hacia Marruecos a fin de predicar el Evangelio a los moros. Pero no bien llegó a aquellas tierras donde pensaba conquistar la gloria, cuando fue atacado por una grave enfermedad (hidropesía),que le dejó postrado e incapacitado durante varios meses y, a fin de cuentas, fue necesario devolverlo a Europa. La nave en que se embarcó, empujada por fuertes vientos, se desvió y fue a parar en Messina, la capital de Sicilia. Con grandes penalidades, viajó desde la isla a la ciudad de Asís donde, según le habían informado sus hermanos en Sicilia, iba a llevarse a cabo un capítulo general. Aquella fue la gran asamblea de 1221, el último de los capítulos que admitió la participación de todos los miembros de la orden; estuvo presidido por el hermano Elías como vicario general y San Francisco, sentado a sus pies, estaba presente. Indudablemente que aquella reunión impresionó hondamente al joven fraile portugués. Tras la clausura, los hermanos regresaron a los puestos que se les habían señalado, y Antonio fue a hacerse cargo de la solitaria ermita de San Paolo, cerca de Forli. Hasta ahora se discute el punto de si, por aquel entonces, Antonio era o no sacerdote; pero lo cierto es que nadie ha puesto en tela de juicio los extraordinarios dones intelectuales y espirituales del joven y enfermizo fraile que nunca hablaba de sí mismo. Cuando no se le veía entregado a la oración en la capilla o en la cueva donde vivía, estaba al servicio de los otros frailes, ocupado sobre todo en la limpieza de los platos y cacharros, después del almuerzo comunal.

Mas no estaban destinadas a permanecer ocultas las claras luces de su intelecto. Sucedió que al celebrarse una ordenación en Forli, los candidatos franciscanos y dominicos se reunieron en el convento de los Frailes Menores de aquella ciudad. Seguramente a causa de algún malentendido, ninguno de los dominicos había acudido ya preparado a pronunciar la acostumbrada alocución durante la ceremonia y, como ninguno de los franciscanos se sentía capaz de llenar la brecha, se ordenó a San Antonio, ahí presente, que fuese a hablar y que dijese lo que el Espíritu Santo le inspirara. El joven obedeció sin chistar y, desde que abrió la boca hasta que terminó su improvisado discurso, todos los presentes le escucharon como arrobados, embargados por la emoción y por el asombro, a causa de la elocuencia, el fervor y la sabiduría de que hizo gala el orador. En cuanto el ministro provincial tuvo noticias sobre los talentos desplegados por el joven fraile portugués, lo mandó llamar a su solitaria ermita y lo envió a predicar a varias partes de la Romagna, una región que, por entonces, abarcaba toda la Lombardía. En un momento, Antonio pasó de la oscuridad a la luz de la fama y obtuvo, sobre todo, resonantes éxitos en la conversión de los herejes, que abundaban en el norte de Italia, y que, en muchos casos, eran hombres de cierta posición y educación, a los que se podía llegar con argumentos razonables y ejemplos tomados de las Sagradas Escrituras.

En una ocasión, cuando los herejes de Rímini le impedían al pueblo acudir a sus sermones, San Antonio se fue a la orilla del mar y empezó a gritar: "Oigan la palabra de Dios, Uds. los pececillos del mar, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar". A su llamado acudieron miles y miles de peces que sacudían la cabeza en señal de aprobación. Aquel milagro se conoció y conmovió a la ciudad, por lo que los herejes tuvieron que ceder.

A pesar de estar muy enfermo de hidropesía, San Antonio predicaba los 40 días de cuaresma. La gente presionaba para tocarlo y le arrancaban pedazos del hábito, hasta el punto que hacía falta designar un grupo de hombres para protegerlo después de los sermones.

Además de la misión de predicador, se le dio el cargo de lector en teología entre sus hermanos. Aquella fue la primera vez que un miembro de la Orden Franciscana cumplía con aquella función. En una carta que, por lo general, se considera como perteneciente a San Francisco, se confirma este nombramiento con las siguientes palabras: "Al muy amado hermano Antonio, el hermano Francisco le saluda en Jesucristo. Me complace en extremo que seas tú el que lea la sagrada teología a los frailes, siempre que esos estudios no afecten al santo espíritu de plegaria y devoción que está de acuerdo con nuestra regla". Sin embargo, se advirtió cada vez con mayor claridad que, la verdadera misión del hermano Antonio estaba en el púlpito. Por cierto que poseía todas las cualidades del predicador: ciencia, elocuencia, un gran poder de persuasión, un ardiente celo por el bien de las almas y una voz sonora y bien timbrada que llegaba muy lejos. Por otra parte, se afirmaba que estaba dotado con el poder de obrar milagros y, a pesar de que era de corta estatura y con cierta inclinación a la corpulencia, poseía una personalidad extraordinariamente atractiva, casi magnética. A veces, bastaba su presencia para que los pecadores cayesen de rodillas a sus pies; parecía que de su persona irradiaba la santidad. A donde quiera que iba, las gentes le seguían en tropel para escucharle, y con eso había para que los criminales empedernidos, los indiferentes y los herejes, pidiesen confesión. Las gentes cerraban sus tiendas, oficinas y talleres para asistir a sus sermones; muchas veces sucedió que algunas mujeres salieron antes del alba o permanecieron toda la noche en la iglesia, para conseguir un lugar cerca del púlpito. Con frecuencia, las iglesias eran insuficiente para contener a los enormes auditorios y, para que nadie dejara de oírle, a menudo predicaba en las plazas públicas y en los mercados. Poco después de la muerte de San Francisco, el hermano Antonio fue llamado, probablemente con la intención de nombrarle ministro provincial de la Emilia o la Romagna. En relación con la actitud que asumió el santo en las disensiones que surgieron en el seno de la orden, los historiadores modernos no dan crédito a la leyenda de que fue Antonio quien encabezó el movimiento de oposición al hermano Elías y a cualquier desviación de la regla original; esos historiadores señalan que el propio puesto de lector en teología, creado para él, era ya una innovación. Más bien parece que, en aquella ocasión, el santo actuó como un enviado del capítulo general de 1226 ante el Papa, Gregorio IX, para exponerle las cuestiones que hubiesen surgido, a fin de que el Pontífice manifestara su decisión. En aquella oportunidad, Antonio obtuvo del Papa la autorización para dejar su puesto de lector y dedicarse exclusivamente a la predicación. El Pontífice tenía una elevada opinión sobre el hermano Antonio, a quien cierta vez llamó "el Arca de los Testamentos", por los extraordinarios conocimientos que tenía de las Sagradas Escrituras.

Desde aquel momento, el lugar de residencia de San Antonio fue Padua, una ciudad donde anteriormente había trabajado, donde todos le amaban y veneraban y donde, en mayor grado que en cualquier otra parte, tuvo el privilegio de ver los abundantísimos frutos de su ministerio. Porque no solamente escuchaban sus sermones multitudes enormes, sino que éstos obtuvieron una muy amplia y general reforma de conducta. Las ancestrales disputas familiares se arreglaron definitivamente, los prisioneros quedaron en libertad y muchos de los que habían obtenido ganancias ilícitas las restituyeron, a veces en público, dejando títulos y dineros a los pies de San Antonio, para que éste los devolviera a sus legítimos dueños. Para beneficio de los pobres, denunció y combatió el muy ampliamente practicado vicio de la usura y luchó para que las autoridades aprobasen la ley que eximía de la pena de prisión a los deudores que se manifestasen dispuestos a desprenderse de sus posesiones para pagar a sus acreedores. Se dice que también se enfrentó abiertamente con el violento duque Eccelino para exigirle que dejase en libertad a ciertos ciudadanos de Verona que el duque había encarcelado. A pesar de que no consiguió realizar sus propósitos en favor de los presos, su actitud nos demuestra el respeto y la veneración de que gozaba, ya que se afirma que el duque le escuchó con paciencia y se le permitió partir, sin que nadie le molestara.

Después de predicar una serie de sermones durante la primavera de 1231, la salud de San Antonio comenzó a ceder y se retiró a descansar, con otros dos frailes, a los bosques de Camposampiero. Bien pronto se dio cuenta de que sus días estaban contados y entonces pidió que le llevasen a Padua. No llegó vivo más que a los aledaños de la ciudad. El 13 de junio de 1231, en la habitación particular del capellán de las Clarisas Pobres de Arcella recibió los últimos sacramentos. Entonó un canto a la Stma. Virgen y sonriendo dijo: "Veo venir a Nuestro Señor" y murió. Era el 13 de junio de 1231. La gente recorría las calles diciendo: "¡Ha muerto un santo! ¡Ha muerto un santo!.Al morir tenía tan sólo treinta y cinco años de edad. Durante sus funerales se produjeron extraordinarias demostraciones de la honda veneración que se le tenía. Los paduanos han considerado siempre sus reliquias como el tesoro más preciado.

San Antonio fue canonizado antes de que hubiese transcurrido un año de su muerte; en esa ocasión, el Papa Gregorio IX pronunció la antífona "O doctor optime" en su honor y, de esta manera, se anticipó en siete siglos a la fecha del año 1946, cuando el Papa Pío XII declaró a San Antonio "Doctor de la Iglesia".

Se le llama el "Milagroso San Antonio" por ser interminable lista de favores y beneficios que ha obtenido del cielo para sus devotos, desde el momento de su muerte. Uno de los milagros mas famosos de su vida es el de la mula: Quiso uno retarle a San Antonio a que probase con un milagro que Jesús está en la Santa Hostia. El hombre dejó a su mula tres días sin comer, y luego cuando la trajo a la puerta del templo le presentó un bulto de pasto fresco y al otro lado a San Antonio con una Santa Hostia. La mula dejó el pasto y se fue ante la Santa Hostia y se arrodilló.

Iconografía: Por regla general, a partir del siglo XVII, se ha representado a San Antonio con el Niño Jesús en los brazos; ello se debe a un suceso que tuvo mucha difusión y que ocurrió cuando San Antonio estaba de visita en la casa de un amigo. En un momento dado, éste se asomó por la ventana y vio al santo que contemplaba, arrobado, a un niño hermosísimo y resplandeciente que sostenía en sus brazos. En las representaciones anteriores al siglo XVII aparece San Antonio sin otro distintivo que un libro, símbolo de su sabiduría respecto a las Sagradas Escrituras. En ocasiones se le representó con un lirio en las manos y también junto a una mula que, según la leyenda, se arrodilló ante el Santísimo Sacramento que mostraba el santo; la actitud de la mula fue el motivo para que su dueño, un campesino escéptico, creyese en la presencia real.

San Antonio es el patrón de los pobres y, ciertas limosnas especiales que se dan para obtener su intercesión, se llama "pan de San Antonio"; esta tradición comenzó a practicarse en 1890. No hay ninguna explicación satisfactoria sobre el motivo por el que se le invoca para encontrar los objetos perdidos, pero es muy posible que esa devoción esté relacionada con un suceso que se relata entre los milagros, en la "Chronica XXIV Generalium" (No. 21): un novicio huyó del convento y se llevó un valioso salterio que utilizaba San Antonio; el santo oró para que fuese recuperado su libro y, al instante, el novicio fugitivo se vio ante una aparición terrible y amenazante que lo obligó a regresar al convento y devolver el libro.

En Padua hay una magnífica basílica donde se veneran sus restos mortales.



ORACIONES
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Oracion Trece minutos a San Antonio De Padua

Trece minutos que estare a tus pies, padre mio San Antonio, para ofrecer mi invocacion sentida ante tu imagen milagrosa, de quien tanto espero, pues bien se ve que tu tienes poderosas fuerzas divinas para llegar a Dios. Asi lo revelan tus patentes milagros, padre mio San Antonio, pues cuando acudimos a ti en horas de atribulaciones, siempre somos prontamente escuchadas.
Hoy que es un dia tan grande llegaran a ti, miles de almas, que son tus fervientes devotos, a pedirte, porque sabemos que nos haras grandes concesiones, poniendo en primer turno a los mas necesitados para que reciban tus favores. ¡Que consolada me siento al entregarte mis penas!
Espero santo mio me concedas la gracia que deseo y si me la concedes, te prometo contribuir con una limosna para tus niños pobres.
Tres grandes gracias te concedio el señor: “Que las cosas perdidas fueran aparecidas, las olvidadas recordadas y las propuestas aceptadas” !Cuantos devotos llegaran a ti, diariamente a pedirte alguna de las tres, y tu jamas te niegas a concederlas que llegue hoy a ti la mía que tan necesitada pone a tus pies ésta tu humilde devota.

Al final se rezaran tres Padre Nuestros, Ave maria y Gloria.

Esta Oracion se hara a todos los Martes.

Letania a San Antoniopor cosas perdidas

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad

Por los que hemos perdido…( a cada intención repite “San Antonio, ruega por nosotros”
Por:

Nuestra salud.
La salud de un ser querido.
Nuestra paz.
La paz en nuestra familia.
La paz en nuestra sociedad.
Nuestra casa.
Nuestra seguridad económica.
Nuestro trabajo.
Un ser querido.
Una amistad.
Nuestro amor.
Nuestra templanza.
Nuestra fe.
La esperanza.
Nuestra dignidad.
Nuestra inocencia.
Nuestra libertad.
Nuestra confianza en otros.
Nuestra virtud.
(Di aquí tu pérdida personal)

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten piedad de nosotros.

Oración final:
Dios, todo Amor y Bondad, que nos has dado a San Antonio como santo patrono de las cosas perdidas, suplicamos por medio de este glorioso intercesor Tu misericordia. Escucha su voz cuando clame a Ti a favor nuestro y, concédenos aquello que nos ayude a crecer en Tu amor.
Amén.

Cinco Minutos En compañía de San Antonio de Padua.

Todos los días, durante cinco minutos busca un lugar tranquilo de tu casa o templo
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. Amén.
Imagínate que san Antonio de Padua te dice:

“Mucho tiempo ha que yo te esperaba, porque conozco las necesidades en que te encuentras y cuyo socorro deseas obtener del Señor, por mi intercesión: pronto estoy a dispensártelo, manifiéstame sinceramente lo que necesitas, franquéame tu corazón afligido. Yo derramaré sobre él una gota de bálsamo celestial que cure todas sus llagas y haga desaparecer todas sus heridas y dolores.

¡Pobre amigo mío! Cuántas son tus necesidades, tribulaciones e indigencias, ¡así del alma como del cuerpo! ¿no es verdad que deseas mi auxilio para llevar a feliz término aquel asunto?…….para salir airoso de aquel pleito?……….para encontrar aquella cosa perdida?…….para recobrar aquellos intereses?………para precaver aquel mal que te amenaza?………para conseguir aquel bien que deseas?………..para restituir la paz en tu familia o en aquella otra en donde sabes que ha echado raíces la cizaña de la discordia?……….. para impetrar el dolor de los pecados, para ti y para aquellas otras personas?…….para alcanzar las virtudes cristianas?…….para librarte y librar aquellos tus amigos del pecado?……..para librar a tales o cuales almas tus allegadas de las penas del purgatorio?………Manifiéstame, manifiéstame hijo mío; con entera confianza tus deseos; prontísimo estoy a escuchar tus súplicas con tal que ellas no sean contra tu bien espiritual”.

Presenta las peticiones que quieres hacer a Dios por intercesión de san Antonio.

Imagina que san Antonio te sigue diciendo:

“Más, en cambio de mi intercesión, voy a pedirte una insignificante muestra de agradecimiento:
Sé más asiduo en la recepción de Los Santos Sacramentos (confiésate frecuentemente y comulga además de los domingos algunos días más en la semana)….

Sé más devoto de La Pasión del Señor y de nuestra amantísima Madre María…
Sé más amante de los pobres y de las almas del purgatorio; haz alguna ofrenda material para los primeros y espiritual para los segundos…
Haz de tener, en suma, una voluntad pronta y decidida, no solo para ser buen cristiano; sino también para seguir la divina vocación si te llama a ser más perfecto”.

Termina dando gracias a Dios rezando tres Glorias.

Oración

Señor, que diste a san Antonio de Padua una elocuencia que lo hizo uno de los más grandes predicadores de tu reino ganando para ti los corazones más duros, te pedimos que pongas en nuestros labios las palabras apropiadas para anunciarte a los hombres y sólo decir aquello que edifica a nuestro prójimo.
Por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén

Novena a San Antonio
Es famoso por sus milagros

San Antonio obtenme de la Misericordia de Dios esta gracia que deseo (mencione el favor que pide).
Como tú eres tan bondadoso con los pobres pecadores, no mires mi falta de virtud antes bien considera la Gloria de Dios que será una vez más ensalzada por ti al concederme la petición que yo ahora encarecidamente hago.

Glorioso San Antonio de los milagros, padre de los pobres y consuelo de los afligidos, te pido ayuda.
Has venido a mi auxilio con tan amable solicitud y me has aliviado tan generosamente que me siento agradecido de corazón.

Acepta esta ofrenda de mi devoción y amor.
Renuevo la seria promesa de vivir siempre amando a Dios y al prójimo.

Continúa defendiéndome benignamente con tu protección y obtenme la gracia de poder un día entrar el Reino de los Cielos, donde cantaré enteramente las misericordias del Señor. Amen.

Oración de liberación de San Antonio de Padua

Haciendo la señal de la cruz dirás con mucho fervor:

He aquí la Cruz del Señor,+
Huid, potestades enemigas:+
El león Judà, descendiente de David,+
Ha vencido. Aleluya.

Este exorcismo usado frecuentemente por San Antonio es muy eficaz contra las tentaciones del demonio, como lo prueban muchísimos ejemplos. Constituyen esas palabras el breve o carta de San Antonio que él mismo escribió y entregó a una devota suya para librarla de una fuerte y tenaz tentación.

Oración

A ti, Antonio, dechado de amor a Dios y a los hombres que tuviste la dicha de estrechar entre tus brazos al Niño-Dios, a ti lleno de confianza, recurro en la presente tribulación que me acongoja…..

Te pido también por mis hermanos más necesitados, por los que sufren, por los oprimidos, por los marginados, por los que hoy más necesiten de tu protección.

Haz que nos amemos todos como hermanos, que en el mundo haya amor y no odios. Ayúdanos a vivir el mensaje cristiano.

Tú, en presencia ya del Señor, no ceses de interceder por El, con El, y en El, a favor nuestro ante El Padre. Amén.

Trece Martes en Honor del Glorioso San Antonio de Padua

Os ruego bendito San Antonio, que me hagáis partícipe de las incontables misericordias que concedéis a cuantos os invocan con devoción y confianza.

Martes 1.- Amoroso San Antonio, que despreciasteis las vanidades del mundo, haced que ame a Dios y me dedique a las cosas de su servicio. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 2.-Angélico San Antonio, lirio de incontable pureza, logradme del Señor que venza todas las tentaciones. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 3.- Bendito San Antonio, amigo de la penitencia, alcanzadme que con voluntarios sacrificios, satisfaga por mis faltas. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 4.- Admirable San Antonio, espejo de obediencia, obtenedme que sepa conformarme a la voluntad de Dios. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 5.- Serenísimo San Antonio, joya de pobreza, atended por amor de Jesús y de Maria a mí y a los necesitados.(Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 6.- Compasivo San Antonio, ejemplo de humildad, alcanzadme la firme sujeción a la iglesia y a todo superior. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 7.- Amable San Antonio, consolador de los afligidos, rogad por cuantos sufren para que se vean libres de sus males o se resignen en su desgracia. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 8.- Celoso San Antonio, defensor de la inocencia y castigador del vicio, alcanzadme que os sea agradable. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 9.- Amantísimo San Antonio, horno de ardiente caridad, alcanzadme vivas ansias de trabajar por la gloria del Señor. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 10.- Incomparable San Antonio, lumbrera que ilumina a los pecadores, obtenedme que jamás ofenda a Dios. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 11.- Inocente San Antonio, celador de la justicia, libradme de las asechanzas del demonio, y de todo mal. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 12.- Perfectísimo San Antonio, que hacèi hallar las cosas perdidas, obtenedme que lleve mi cruz y gane el cielo. (Padre Nuestro y Avemaría).

Martes 13.- Santísimo y muy generosísimo San Antonio. Sembrador de milagros, pretejedme con vuestra intercesión en todo el curso de mi vida. (Padre Nuestro y Avemaría).

Oración final para todos los martes.

Caritativo protector de los que a vos acuden, ya que habéis recibido el don de hacer milagros, trabajad en el de mi conversión, alejad de mí y de todos los que me son queridos, las enfermedades, las adversidades, y las desgracias, y por la virtud de vuestras oraciones, atraed sobre mí y todos los míos las bendiciones del cielo. Amén.

Letanía de San Antonio (como devoción privada)

Señor ten piedad.
Cristo ten piedad.
Señor ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Santa María, ruega por nosotros.
San Francisco, San Antonio de Padua gloria de la orden de frailes menores, mártir en el deseo de morir por Cristo, Columna de la Iglesia, Digno sacerdote de Dios, Predicador apostólico, Maestro de la verdad, Vencedor de herejes, Terror de los demonios,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los necesitados,
Guía de los extraviados,
Restaurador de las cosas perdidas,
Intercesor escogido,
Constante obrador de milagros,
Sé propicio, perdónanos, Señor,
Sé propicio, escúchanos, Señor,
De todo mal, líbranos, Señor,
De todo pecado,
De todo peligro de alma y cuerpo,
De los lazos del demonio,
De la peste, hambre y guerra,
De la muerte eterna,
Por los méritos de San Antonio,
Por su celo en la conversión de los pecadores,
Por su deseo de la corona del martirio,
Por sus fatigas y trabajos,
Por su predicación y doctrina,
Por sus lagrimas de penitencia,
Por su paciencia y humildad,
Por su gloriosa muerte,
Por sus numerosos prodigios,
En el día del juicio, Nosotros pecadores, te rogamos, óyenos,
Que nos guíes por caminos de verdadera penitencia,
Que nos concedas paciencia en los sufrimientos,
Que nos asistas en las necesidades,
Que oigas nuestras oraciones y peticiones,
Que enciendas en nosotros el fuego de tu amor,
Que nos concedas la protección y la intercesión de San Antonio, Hijo de Dios,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos, Señor
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros
Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos.

V. Ruega por nosotros oh bienaventurado San Antonio, R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo. Oremos: Dios
Todopoderoso y eterno, Glorificaste a tu fiel confesor Antonio con el don constante de hacer milagros. Concédenos que cuanto pedimos confiadamente por sus méritos estemos ciertos de recibirlo por su intercesión. Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.R. Amen

Trecena a San Antonio

Queridos hermanos, presentamos a Jesús nuestras súplicas para que, a través de la intercesión de San Antonio, derrame su misericordia sobre nosotros.
1. Oh Señor que has hecho de San Antonio el apóstol del Evangelio, concédenos por su intercesión una fe fuerte y humilde, y haz que nuestra vida sea coherente con el Credo que profesamos.
Gloria al Padre…
2. Oh Dios Omnipotente que hiciste de San Antonio un instrumento de paz y de fraterna caridad, mira a las víctimas de la violencia y de la guerra y haz que en nuestro mundo confuso y lleno de tensiones, podamos ser valientes testigos de la no-violencia, de la promoción humana y de la paz.
Gloria al Padre…
3. Oh Dios que concediste a San Antonio el don de las curaciones y de los milagros, concédenos la salud del alma y del cuerpo. Concede serenidad y consuelo a cuantos se encomiendan a nuestras oraciones y haznos disponibles para servir a los enfermos, los ancianos, los desdichados.
Gloria al Padre…
4. Oh Señor que hiciste de San Antonio un infatigable predicador del Evangelio por los caminos de los hombres, acude con tu misericordia a los caminantes, los prófugos, los emigrantes, aleja de ellos los peligros y guía sus pasos por el camino de la paz.
Gloria al Padre…
5. Oh Dios Omnipotente que concediste a San Antonio la capacidad de unir los miembros separados del cuerpo, reúne a todos los cristianos en tu Iglesia una y santa y haz que vivamos el misterio de la unidad para así sentirnos un solo corazón y una sola alma.
Gloria al Padre…
6. Oh Jesús que hiciste de San Antonio un gran maestro de vida espiritual, haz que podamos renovar nuestra vida según las enseñanzas del Evangelio y las bienaventuranzas, y haznos promotores de vida espiritual para nuestros hermanos.
Gloria al Padre…
7. Oh Jesús que concediste a San Antonio la gracia incomparable de poder abrazarte, como Niño, entre sus brazos, bendice a nuestros hijos y haz que crezcan buenos, sanos y que vivan en el santo temor de Dios.
Gloria al Padre…
8. Oh Jesús misericordioso, que diste a San Antonio la sabiduría y el don de guiar las almas hacia la santidad por medio de la predicación y del sagrado ministerio, haz que nos acerquemos con humildad y fe al sacramento de la reconciliación, gran don de tu amor hacia nosotros.
Gloria al Padre…
9. Oh Espíritu Santo, que con San Antonio diste a la Iglesia y al mundo un gran maestro de la sagrada doctrina, haz que todos aquellos que están al servicio de la información, comprendan su gran responsabilidad y sirvan la verdad en la caridad y en el respeto hacia la persona humana.
Gloria al Padre…
10. Oh Señor, patrón de la mies, por intercesión de San Antonio, manda muchos y dignos religiosos y sacerdotes a tu campo, llénalos de tu amor y cólmalos de celo y generosidad.
Gloria al Padre…
11. Oh Jesús que has llamado al Papa a ser pastor universal, sumo sacerdote y anunciador de verdades y de paz, por intercesión de San Antonio, sosténlo y confórtalo en su misión.
Gloria al Padre…
12. Oh Dios-Trinidad, que has dado a San Antonio la gracia de conocer, amar y glorificar a la Virgen María, madre de Jesús y madre nuestra, concédenos que nos acerquemos siempre confiados a su corazón de madre, para poder servirte mejor, amarte y glorificarte a ti que eres el Amor.
Gloria al Padre…
13. Oh Señor, que has concedido a San Antonio el ir al encuentro de la hermana muerte con ánimo sereno, orienta nuestra vida hacia ti, asiste a los moribundos y da la paz eterna a las almas de nuestros hermanos difuntos.
Gloria al Padre…

Oración para pedir favores a San Antonio ofreciendo limosna para el pan de los pobres

¡Oh, admirable San Antonio! glorioso por los grandes milagros realizados, que merecisteis tener en los brazos al Niño Jesús, obtenedme de su bondad la gracia que ardientemente deseo.
Vos que fuisteis tan misericordioso con los pecadores, no miréis mis pecados, sino la gloria de Dios, que será una vez más ensalzada por vos y a la salvación de mi alma, unida a la súplica que ahora solicito con tanto anhelo. (Se pide el favor).

Séaos prenda de mi gratitud la promesa de una vida más conforme a las enseñanzas del Evangelio y consagrarme al alivio de los pobres de vos tan amados.

Bendecid mi promesa y alcanzadme la perseverancia hasta la muerte. Así sea.

Otra oración por los pobres

Altísimo y Sapientísimo Señor del mundo, de los cielos y de la tierra, que todo lo conoces y todo lo gobiernas suave y fuertemente; excelentísimo Creador de cielos y tierra, que muestras la grandeza de tu poder en las cosas grandes y la perfección de tu gobierno en las cosas pequeñas; vigilantísimo Gobernador del universo, sin cuya anuencia no cae ni un cabello de nuestra cabeza, ni una hoja de nuestros árboles; bondadosísimo Dueño, que vistes de espléndidas galas a las hierbas del campo y das de comer a las aves del cielo; amantísimo Padre, que para que los ricos den su pan a los pobres, los estimulas con tus palabras, los amenazas con tus enemistades y les premias sus caridades con innumerables favores, unas veces advertidos y otras inadvertidos: te suplicamos que atiendas a los ruegos que te dirigimos por medio de tu siervo San Antonio, para que tengas providencia de nosotros para nuestro bien, nos concedas todas las gracias temporales que nos convengan y, sobre todo ordenes nuestra vida, conforme a toda caridad contigo y con tus pobres, para salvación y santificación de nuestras almas.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

San Antonio de Padua para conseguir novio

Glorioso San Antonio, intercesor poderosísimo, te ruego que tomes bajo tu paternal cuidado mi alma, mi cuerpo, mi vida y todas mis cosas, bien seguro de que nada podrá dañarme en este mundo y de que todo me saldrá bien bajo su vigilancia.

Recomienda mis necesidades y manifiesta mis miserias al Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, para que por tus méritos se digne confortarme en su santo servicio, consolarme en mis aflicciones, librarme de todos mis males pasados, presentes y futuros, y darme fuerza para sobrellevar con resignación todos mis trabajos.

Estas gracias te pido, no sólo para mí, si que también para todos los que las necesitan. Amén.

Ayúdame a encontrar con San Antonio

San Antonio es famoso en el mundo también como el Santo que ayuda a encontrar las cosas perdidas. Desde lo objetos de la vida cotidiana, a documentos importantes y a la misma fe. La siguiente oración está dedicada a invocar la ayuda del mismo San Antonio en la búsqueda de lo que se ha perdido.

Oracion:

Glorioso San Antonio, tú has ejercitado el divino poder de encontrar lo que se ha perdido. Ayúdame a encontrar la Gracia de Dios, y hazme diligente en el servicio de Dios y en el vivir las virtudes.

Hazme encontrar lo que he perdido, así para mostrarme la presencia de tu bondad.
(Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre)

Oremos

San Antonio, glorioso siervo de Dios, famoso por tus méritos y los potentes milagros, ayúdanos a encontrar las cosas perdidas; danos tu ayuda en la prueba, e ilumina nuestra mente en la búsqueda de la voluntad de Dios. Ayúdanos a encontrar de nuevo la vida de gracia que nuestro pecado destruyó, y condúcenos hacia la posesión de la gloria prometida por el Salvador. Te pedimos esto por Cristo nuestro Señor. Amén.

Una preciosa oración de saludo y petición a San Antonio

Para los verdaderos devotos amantes de este gran Santo

Te saludo, Antonio de Padua, y por la gran fe que tengo en nuestro Señor Jesucristo, a quien lealmente serviste, y en la siempre Virgen María, que tanto amaste, y en el dulcísimo Niño Jesús que en vuestro aposento hallaste; por los treinta y tres años que vivió y después murió en la Cruz por nuestro amor, y por los tres años que estuviste tú en el desierto, deseoso de hallar a aquel supremo Señor, que os apareció y os dijo aquellas palabras: “Antonio, siempre estaré a tu lado, sellaré tu corazón”; por el hábito que vestiste, por el cordón que ceñiste, por los muchos milagros que Dios ha obrado y obra todos los días por medio tuyo, por la grande confianza que tengo en tu intercesión, te suplico, postrado en tierra, te dignes interceder delante de Nuestro Señor Jesucristo, para que me conceda por vuestro medio, si me conviene, la gracia que deseo…. (mencionar el favor a pedir)

Señor mío Jesucristo, por los méritos de vuestro siervo Antonio, así como resucitasteis los muertos y librasteis a su padre, concededme esta gracia por los méritos e intercesión de vuestro siervo Antonio, por quien las cosas olvidadas son recordadas, las ausentes se hacen presentes, las perdidas se hallan, las justamente propuestas son aceptadas y las empezadas son acabadas; así os ruego, Dios mío potentísimo, me concedáis aquella gracia que deseo, si es conforme a vuestra Santa Voluntad.

Padrenuestro y Avemaría.

Dios mío Jesucristo, por vuestra infinita misericordia aquietad las angustias de mi corazón, para que viviendo y muriendo, pueda siempre alabaros, bendeciros y loaros. Amén.

Rezo infalible a San Antonio

Oh bendito y alabado San Antonio, tu que eres el mas gentil de todos los santos, tu amor por Dios y tu caridad por sus criaturas, te han hecho merecedor, cuando te encontrabas aqui en la tierra, de poseer poderes milagrosos.

Los milagros estaban esperando tu palabra, esa que tu estabas siempre dispuesto a expresar, por aquellas personas con problemas y ansiedades.

Por este pensamiento, estoy animado a implorarte que obtengas para mi…

(haz tu pedido).

Quiza mi pedido requiera un milagro, pero aun así se que tu eres el santo de los milagros.
Oh gentil y querido santo, que tu corazon esta siempre lleno de compasión humana, susurra mi pedido a los oídos del dulce Niñito Jesuús, a quien gustaba hallarse entre en tus brazos, y para siempre tendras el agradecimiento de mi corazón.

Reza 13 padrenuestros, avemarias y glorias.

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